Qué se entiende por transformación digital en 2024

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Bill Waid, jefe de producto y tecnología en FICO, escribió el artículo que Todo Riesgo reproduce a continuación y que se puede encontrar también en Füture, el blog de innovación para el sector asegurador de Inese.

Transformación digital 2024

Si bien es cierto que el concepto de transformación digital debería, a estas alturas, estar más que superado, la realidad es que la evolución no debería ser nunca un objetivo sino un proceso. Y, por ende, la transformación digital tendría que situarse de forma permanente en las estrategias de las empresas de cualquier tamaño: ya no se trata de “convertir en digital” a una organización, sino de sacar partido a las tecnologías que aparecen cada día.

En los últimos años, los progresos que promovió la transformación digital, especialmente en bancos y compañías de seguros, incluyen mejoras en los procesos de negocio, aumento de los resultados y avances reales en la experiencia de usuario. Y ahora, con el auge de la inteligencia artificial y del Machine Learning, las plataformas que facilitan la toma de decisiones pueden ayudar a dar un paso adelante para reforzar las ventajas competitivas que supone el análisis inteligente de los datos.

Desde FICO observamos que lo que centrará las estrategias de negocio en lo que a la transformación digital actual se refiere a lo largo del próximo año se resume en seis ideas.

Estrategias de negocio

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Una vez que se digitalizó la organización, el siguiente paso consiste en incrementar la facturación siguiendo un recorrido claro que impulse la inversión realizada en tecnología para alcanzar los objetivos previstos. Esto implica un doble desafío. Por un lado, poner en valor los sistemas heredados sin interrumpir las operaciones y, por otro, desplegar soluciones innovadoras que se conviertan en la base del crecimiento futuro. Y para conseguirlo, las plataformas de decisión basadas en IA operativa nunca fueron más eficaces que ahora.

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De la misma manera que el agua puede adoptar diferentes estados según las condiciones atmosféricas, los datos pueden transformarse según las condiciones operativas: pueden quedarse “estáticos” dentro de una base de datos; pueden estar “en uso” mientras funciona una aplicación; o incluso pueden estar “en movimiento” si se envían por una red, ya sea para realizar un pago en tiempo real, por ejemplo, o para hacer saltar un evento en un dispositivo inteligente. En este último estado, las variables que afectan a los datos son muchas y el control, la gestión y la protección deben ser exhaustivos. Y lo que es más importante aún: para conseguir que sean datos en movimiento real, se precisa de una plataforma escalable que equilibre millones de envíos desde fuentes diversas para tomar decisiones instantáneas, precisas y personalizadas.

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Los ecosistemas abiertos no son algo nuevo en el entorno de la gestión de datos, pero lo que veremos el próximo año es cómo se acelera la innovación gracias a la participación de terceros en las plataformas corporativas de toma de decisiones gracias al uso de API y de tecnologías de inteligencia artificial que permitan unificar procesos y ofrecer, en última instancia, una experiencia de cliente integrada. Todo ello en una fracción de tiempo necesario hasta ahora para crear productos o servicios basados en la información disponible.

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Una mayor integración entre componentes puede suponer una oportunidad muy importante para empresas que buscan crecer a través de la innovación, ya que incrementa la competitividad gracias al foco en la agilidad derivada de la digitalización de sistemas heredados y del uso de tecnologías avanzadas. Permitir la colaboración digital marca la diferencia en el mercado y, gracias a este enfoque, se pueden utilizar componentes modulares o bloques que se pueden compartir, combinar, recombinar, para generar capacidades de negocio complejas, pero muy rápidamente adaptables a cualquier cambio en el mercado. Además, son muy fáciles de definir incluso por personal no técnico, ya que se crean procesos y eventos de forma intuitiva con análisis de escenarios y visualización de resultados detallada.

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En muchas ocasiones vimos cómo las inversiones en inteligencia artificial iban a sacos rotos. El próximo año, la inteligencia artificial dejará de ser una aventura aislada: la encontraremos prácticamente en todos lados como un ingrediente esencial de la automatización de las decisiones y de la gobernanza de los datos, promoviendo transparencia y auditabilidad. Por eso, la expresión clave será “IA responsable”.

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Al final, el objetivo de la transformación digital, tanto cuando se empezó a hablar de ella como ahora mismo, es conseguir experiencias excelentes de usuario que generen valor tanto a los clientes como a las empresas. En un contexto B2C, la diferenciación y la lealtad se consiguen con experiencias hiperpersonalizadas y con ofertas hechas a la medida de cada consumidor. Y para esto es necesario saber aprovechar los datos en movimiento y la analítica que provee la inteligencia artificial. Gracias a esta combinación se pueden tomar mejores decisiones, se pueden adaptar los procesos para hacerlos más eficientes, se pueden generar interacciones en tiempo real más inteligentes y, en definitiva, se puede alcanzar el mantra de la oferta hiperindividualizada.

Conclusión

Nos espera un año apasionante en el que la transformación digital, de nuevo, creará las bases para conectar sistemas heredados con datos de altísima velocidad para tomar decisiones que generen negocio y que mejoren las experiencias de los clientes para reforzar la satisfacción, la retención y el valor a largo plazo.

 

 

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