Inflación, competitividad y atraso cambiario

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Tanto el índice de precios mayoristas como los costos de la construcción –ambos elaborados por el INDEC– tuvieron un incremento del 1,7% en febrero pasado, un porcentaje que proyectado doce meses implicaría un aumento anual del 22%. Si bien el incremento no resultó de la magnitud de los precios al consumidor –que alcanzó el 2,5%–, se confirma un nivel ampliamente superior al asociado a una meta de inflación techo del 17%, como pretenden en el Banco Central.

En los precios mayoristas, el aumento de los productos nacionales en febrero fue del 1,8% y acumula un incremento anual del 23,1%. En cambio, los productos importados en febrero mostraron una baja del 0,1% con un aumento interanual de apenas el 4,9%. Esta diferencia es producto del pronunciado atraso cambiario, resultante de la política económica. Las altas tasas de interés en pesos que sostiene el Banco Central favorecen el ingreso de préstamos del exterior, que mantiene deprimido el tipo de cambio. Se produce un excedente de divisas en el mercado, a pesar del resultado negativo de las cuentas externas. Hay una mejora en la posición de reservas, pese a la fuerte fuga de capitales, por la magnitud del endeudamiento.

En este sentido, en febrero, la cuenta corriente del balance de pagos tuvo un déficit de 921 millones de dólares producto de un menor cobro de exportaciones, un mayor pago de exportaciones y mayores gastos en servicios, particularmente en turismo. “Al igual que en enero –señalaron en el Banco Central–, las ventas (de divisas) de entidades a clientes tuvieron su explicación en dos variables principales. Por un lado, la demanda neta de activos externos de libre disponibilidad del sector privado no financiero, tanto por operaciones con billetes como con divisas, totalizó 1.865 millones de dólares (fuga de capitales) y, por otro lado, los egresos netos por conceptos de servicios alcanzaron los 906 millones, básicamente los vinculados con gastos de turistas en el exterior”. La resultante es, por un lado, la pérdida de competitividad de la producción nacional y, por el otro, el incremento del endeudamiento externo.