La escalada del dólar y la inflación

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El dólar registra una fuerte tendencia alcista, que se inició a mediados de mayo cuando un escándalo de corrupción en Brasil amenazó la continuidad del presidente Temer y puso a su economía en peligro de mayor recesión. La tranquilidad cambiaria volvió a ser sacudida en la segunda quincena de junio porque no se mejoró, como se esperaba, la calificación internacional de la Argentina a “mercado emergente” y se mantuvo como “mercado de frontera”, de forma que no se abrieron las posibilidades de nuevas inversiones y préstamos al país. Por último, los analistas asocian la aceleración de la tendencia alcista del dólar de los últimos días a la incertidumbre electoral.

Lo cierto es que la expectativa de devaluación y el clima del mercado determinan una baja liquidación de los exportadores y un menor flujo de ingreso de préstamos internacionales, de manera que disminuye la oferta de divisas en momentos en que el aguinaldo y las vacaciones de invierno generan una mayor demanda estacional.

Por otra parte, todos los analistas coinciden en que el dólar está atrasado más de un 20% respecto del nivel que alcanzó tras la devaluación de mediados de diciembre de 2015, que dio lugar a la liberación del mercado cambiario ni bien el Gobierno asumió. De allí que a nadie llama la atención el precio del dólar –todavía está muy atrasado–, aunque se cuestiona la velocidad del ajuste. Este incremento acelerado puede, sin dudas, acentuar la presión inflacionaria que este mes se espera producto del aumento de los combustibles y de la medicina prepaga, junto a la escalada de los alimentos.