No hay convergencia hacia la estabilidad con crecimiento

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Ni la inflación ni la actividad económica marchan de acuerdo con las proyecciones oficiales ni convergen hacia un nivel de estabilidad con crecimiento, tal como lo anuncian las autoridades económicas.

El índice de precios al consumidor de febrero, tal como se estimaba, tuvo una fuerte reacción al elevarse al 2,5% de crecimiento mensual luego del 1,3% de enero, que se encontraba dentro de las metas oficiales. El índice de enero del INDEC había resultado anormalmente bajo, muy inferior al que mostraban las mediciones privadas. Puede estimarse que se prefirió diferir el impacto de algunos aumentos y, en febrero, el indicador del INDEC tuvo un incremento superior al de los privados.

Debe tenerse en cuenta que el 2,5% implica más del 34% anualizado, lo que no sólo desborda las metas, sino que se trata de una inflación históricamente muy alta, superior a la de la década anterior. La llamada inflación núcleo –que excluye los precios regulados y los estacionales– tuvo un fuerte aumento del 1,8% mensual, equivalente al 24% anual, también muy elevado.

En marzo no hay una incidencia de precios regulados tan significativa como en febrero, pero hay un efecto de arrastre de los incrementos de febrero. Lo que es más serio para el consumidor es el fuerte aumento de los precios de la alimentación, que tuvieron en febrero un incremento del 1,9%.

Debe tenerse en cuenta que en abril se esperan nuevos aumentos tarifarios, de forma que, tal como las autoridades habían señalado, el trimestre febrero-abril marcará una fuerte aceleración inflacionaria. Esto aleja las posibilidades de que en 2017 haya una inflación baja, a pesar del persistente y pronunciado atraso cambiario, que es una bomba instalada en el sistema de precios.

En cuanto a la actividad económica, sorprendió la caída del 6,7% interanual en la venta de insumos para la construcción, según el índice Construya elaborado por el sector privado. Los índices de la construcción parecían estar mostrando finalmente una reacción favorable por el plan de obras públicas implementado por el Gobierno. Pero en el primer bimestre del año se observa un retroceso en la construcción, pese a la fuerte caída registrada durante el año pasado. La Unión Industrial Argentina, por su parte, después de una caída del 4,9% de la producción industrial en 2016, proyecta que la situación recesiva continuará este año. La utilización de la capacidad instalada del sector en enero pasado fue de apenas el 60,6%, inferior a la de enero de 2016 y de todo el año pasado con sectores críticos, como el automotriz, metalmecánico, minerales no metálicos, textil, metálicos y caucho y plásticos, que están concretando despidos y suspensiones.