La columna de Horacio Lachman.
El programa económico se fortaleció significativamente con el éxito electoral -con el consiguiente control parlamentario- y el apoyo financiero sin precedentes no sólo del FMI, sino de “todo” el Tesoro norteamericano. No son éxitos del modelo económico en absoluto: son grandes éxitos políticos inéditos, difíciles de prever.
De esa forma, la economía podrá seguir avanzando en el ajuste, alcanzando estabilidad de precios y, lo más importante, un cambio en los precios relativos que le dé equilibrio macro, con tarifas altas, reducción del gasto público en salarios bajos y adecuando precios a los del mercado mundial. Así podría lograr sólo en el largo plazo un progresivo equilibrio externo que le permita superar el estrangulamiento que la afecta.
Recesión
En ese camino, deberíamos sacrificar el nivel de empleo y de consumo, la industrialización y el comercio, la diversificación productiva y la perspectiva de un desarrollo integral.
La recesión de hoy con cierre de empresas y desempleo son una expresión clara de que, con estas reglas de juego, apuntamos a ser una economía primaria exportadora. No hay derrame de las actividades que hoy tienen potencial: son sectores muy concentrados volcados a la producción de materias primas para la venta al exterior y por largo tiempo, dependientes del humor de Trump y de la aceptación política de la sociedad en el contexto de un prolongado ajuste. Se vislumbra a largo plazo un desarrollo modesto, con escasa clase media y poco trabajo a cambio de una estabilidad macro que termine con los sobresaltos y la constante inestabilidad. Los más recientes indicadores del Indec muestran esa clara tendencia
Actividad
La evolución de la actividad industrial a septiembre corrobora este diagnóstico.
La actividad del sector sigue cayendo y está hoy no sólo en niveles inferiores a octubre/noviembre de 2023, sino también a la recuperación del segundo semestre del año pasado. La recesión la lleva a terminar el año bien por debajo de fines de 2024, que no fue un buen año -tampoco lo fue 2023- y con tendencia recesiva. Prácticamente, todos los sectores, con diferencia en los meses, siguen ese curso.
Por ejemplo, la construcción tras su derrumbe a fines de 2023 apenas se recuperó y sigue muy lejos del nivel de 2022. Supermercados y centros mayoristas muestran la creciente declinación del poder de compra. El turismo interior retrocede según lo reflejan el número de viajeros y la ocupación hotelera. Las grandes empresas sólo muestran interés en petróleo y minería, aunque esperan para concretar inversiones que sigan madurando las condiciones. En los demás sectores, muchas se van y se advierte un masivo cierre de pymes.
Subdesarrollo
Como temíamos desde hacía tiempo, la Argentina se encamina a ser un país típico de América Latina y del mundo subdesarrollado. Con mayor libertad económica -difiriendo profundamente de las políticas económicas que hoy prevalecen en el mundo-, pero cada vez más alejado del país avanzado que proyectamos a partir de nuestros grandes recursos humanos y naturales.
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