Una bocanada de aire fresco

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Columna escrita el 29 de julio.

El problema económico se transformó decididamente en político cuando el boicot de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner al exministro de Economía Martín Guzmán se hizo evidente. Con el ascenso de Sergio Massa a la conducción económica en carácter de superministro, los mercados financieros, pero también los de bienes, comenzaron a distenderse. Pero hay que observar dos detalles. Primero, que si bien una solución política se había transformado en condición necesaria, nunca fue una condición suficiente. La economía no admite más errores en una coyuntura tan difícil. En segundo lugar, cabe preguntarse si se alcanzó realmente una solución política. La fórmula elegida parecía la única posible frente a la impotencia de quien tiene la lapicera y el rechazo de quien se la dio. Pero este andamiaje, ¿podrá resistir los embates del embravecido oleaje que se avecina?

La corrida contra la deuda en pesos de junio, que descalabró el programa monetario y abrió paso a la corrida cambiaria, fue la gota que rebasó el vaso. Pero, más allá de que la oposición se ocupó de estimularla, no podía darse sin que las expectativas negativas hubieran estado ya instaladas en los mercados.

Con la designación de Sergio Massa como superministro volvió una tensa calma, que continuaba hasta el cierre de esta edición. Sin embargo, todas las grandes variables mostraban aun niveles propios de una pronunciada crisis. El precio de los bonos seguía en niveles de default, la brecha cambiaria continúa siendo insostenible arriba del 100% y la inflación de agosto se proyecta en torno al 5%.

Interrogantes

Por otra parte, los fracasos nos llevaron a un terreno mucho más difícil de transitar. Hoy, ¿podrá mantenerse el programa de obras públicas que fue clave para la reactivación? ¿Queda margen fiscal para otorgar la sucesión de bonos que se vienen disparando? Y en caso de que no puedan mantenerse estos estímulos, ¿podrá sostenerse el equilibrio político logrado con tanto esfuerzo?

La nueva etapa arranca con un cambio significativo, que permite definir su color: el aumento de ocho puntos de la tasa de interés. Hay optimismo en el circuito financiero, ¿pero Macri logró mucho con esa política? Este aumento no solo implica que se endurece el financiamiento a la producción y el consumo. El mayor rendimiento que pasaron a dar las nuevas emisiones de títulos y de las LELIQs implica una mayor emisión que obliga a un mayor ajuste del gasto primario si se quiere controlar las cuentas públicas.

Por otra parte, en 2021, si bien no hubo mejoras significativas en el salario, sí las hubo en el empleo. La ecuación es universal: altas tasa de interés, menor inflación, más desempleo.

Cifras

Todos los indicadores confirman que la recuperación del año pasado se sostenía aun en el primer semestre de este año. Para la Unión Industrial Argentina, la suba interanual de la producción alcanzó el 12% a mayo. Se irá diluyendo a medida que avance el año al compararse con los niveles más altos de 2021, pero con ese ritmo quedará un aumento del PBI acorde con la meta del 4% que se fijó en el presupuesto. Para el respetado Indice de Producción Industrial de la Fundación Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), la producción no solo aumentó un 4,5% interanual en junio, sino que subió un 4,7% en el primer semestre del año. El segundo trimestre creció un 5,9% respecto al primero y solo se nota una caída intermensual en junio contra mayo.

En los primeros seis meses de 2022, todos los sectores mostraron aumentos, encabezados por el sector automotriz, a pesar de que se exagera la falta de repuestos y neumáticos por las restricciones a la importación. En segundo lugar, se expandieron un 8,4% los minerales y los metálicos, un signo elocuente de que la construcción sigue avanzando. También se habla mucho de la caída de ventas de supermercados del 0,8% después del desempeño positivo en los cinco meses precedentes, pero las ventas en shoppings durante los primeros cinco meses aumentaron a precios constantes más del 60%, reflejo claro de la era pospandémica.

Expectativas

Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ratificó para la Argentina la expansión del 4% anual del PBI, en un contexto de desaceleración de la economía mundial y regional. No parece ser producto de la benevolencia del FMI con la economía argentina, si bien todos saben que no puede disimular su complejo de culpa por haber otorgado un apoyo contraproducente al gobierno anterior.

Sin embargo, la aceleración inflacionaria y el empeoramiento de las expectativas, con la previsible merma del consumo y la inversión, crearon hoy un marco mucho más adverso para el segundo semestre, en el cual cabe proyectar una recesión.

Por otra, si bien la designación de Massa puede constituir una bocanada de aire fresco para algunos, se sabe que el nivel de tensión en todos los niveles es ahora muy grande. Se encontró una “solución” política, pero los equilibrios alcanzados en esta nueva etapa son frágiles. Todos nos volvimos más escépticos. Y las expectativas que volvieron a abrirse tímidamente con la renovación del gabinete pueden desvanecerse con facilidad.

Comentamos que el fuerte aumento de las tasas de interés fue un primer paso. ¿Habrá un ataque más directo para hacer posible la vital salida del ahogo del sector externo y la necesaria recuperación de reservas? Al cierre de esta edición aún no estaba definido y el régimen ofrecido a los productores de soja en el final de julio no parecía suficiente.

 

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