Día Nacional de la Seguridad Vial: un llamado a la reflexión

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Desde el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI) Argentina escribieron la siguiente columna, concientizando para el Día Nacional de la Seguridad Vial, que se celebra el 10 de junio, con una convocatoria hacia la autocrítica de los conductores bajo el lema #LaSeguridadVialDependeVos.

Desde hace 80 años, el 10 de junio, se celebra en la Argentina el Día Nacional de la Seguridad Vial porque en esa fecha de 1945 se cambió el sentido de circulación del tránsito para reducir los choques ya que era por izquierda, como en Inglaterra, y complicaba la movilidad de los vehículos provenientes de Estados Unidos, que tenían el volante a la izquierda.

El objetivo de esta jornada es reflexionar sobre la importancia de la seguridad en el tránsito y la necesidad de reducir los siniestros viales. Desde CESVI Argentina acompañamos activamente estas acciones con la idea de hacer un aporte concreto en la prevención y, en esta oportunidad, queremos apelar al espíritu autocrítico de cada uno de nosotros, a que tengamos la capacidad de analizar qué podemos mejorar desde nuestro lugar de conductores.

Reflexión

A la hora de hablar de siniestralidad vial hay una creencia popular sobre los principales factores que inciden en la ocurrencia de los choques, que supone son las rutas en mal estado o los vehículos sin mantenimiento. Sin embargo, nuestros estudios confirman que el 90% de las colisiones se producen por el error humano y, dentro de ello, las distracciones son sus principales causas.

Cuando estamos manejando un vehículo y decidimos realizar otra acción determinada como enviar un mensaje de voz o texto por celular, le estamos quitando atención y tiempo a la posibilidad de resolver una situación de riesgo inminente en el camino.

Prestarle atención al mate que se desborda, a la colilla del cigarrillo que vuelve al habitáculo o al celular que suena le roba la atención a lo que está sucediendo al auto que conducimos y el entorno y le quita el lugar preponderante de atención que debe tener siempre el manejo.

En diferentes prácticas con vehículos observados en la pista de manejo de CESVI Argentina comprobamos que, durante una conversación de un minuto y medio, el conductor no percibe el 40% de las señales, su velocidad media baja cerca de un 11% y sus reacciones (como frenar ante un inminente impacto) se enlentecen en más de un 30%.

Una llamada pérdida

Hablar por teléfono, ya sea con manos libres o grabando mensajes de audio de WhatsApp, implica perder capacidad de concentración y conlleva a cometer errores.

Para leer quién está llamando se necesitan cuatro segundos, otros dos para tomar el aparato y entre cuatro y cinco segundos para dejarlo en un lugar del habitáculo. Escribir un mensaje de texto con buena digitación (saludo o cortesía) toma cinco segundos; leer un mensaje de texto, entre ocho y diez; y escribir algo más detallado se eleva a doce segundos.

Lo más alarmante es que si se tiene en cuenta que al circular a 40 km/h se recorren once metros por segundo, dejar de mirar el camino por cuatro segundos implica circular 44 metros sin ver la trayectoria.

Otros pecados capitales

La conducción implica asumir riesgos, adoptar conductas responsables y tomar decisiones. El conductor es, muchas veces, responsable de su propio destino. Si no respetamos las velocidades máximas, sabemos que tenemos más chances de colisionar.

Las lesiones a los ocupantes de un vehículo están ligadas directamente a la velocidad ya que es la responsable de la energía cinética que genera el daño sobre las personas. La lesión crecerá en función de la velocidad desarrollada por el vehículo en el momento del impacto. A modo de ejemplo, si un vehículo circula a 50 km/h y de repente aumenta su velocidad a 70km/h y choca, se duplican los daños tanto sobre el vehículo como sobre las personas.

Cuando una persona circula a una velocidad excesivamente superior a la máxima permitida, el campo de visión del conductor se achica y sólo comienza a prestar atención a lo que pasa adelante. Entonces, deja de tener noción de lo que sucede a los costados de la ruta. A 40 km/h, el conductor tiene un campo de visión de 100º, lo que le permite ver obstáculos situados en los laterales de la vía y otros peligros potenciales. A 70 km/h, el campo disminuye a 75°, mientras que, a 130 km/h, su campo de visión cubre unos 30º, lo que reduce considerablemente su capacidad de valorar cualquier peligro potencial.

Desde el momento que uno percibe un potencial riesgo en la conducción y decide frenar, pasan aproximadamente entre uno y tres segundos. En este tiempo, el conductor percibe, reacciona y comienza a frenar. Teniendo en cuenta esto, a modo de ejemplo, un conductor que circula a 90 km/h y frena a fondo recorre aproximadamente 70 metros hasta detener su vehículo a cero. En tanto, el vehículo que circula a 110 km/h recorrerá 98 metros y el que circula a 130 km/h avanzará 131 metros hasta detenerse por completo.

Por ello, anticiparnos al riesgo de lo que va a ocurrir nos permitirá ganar segundos extras para resolver la situación sin llegar a extremos. No se trata de leer el futuro, sino de encontrar elementos que puedan desencadenar un peligro inminente como por ejemplo una pelota que cruza la ruta o un animal al borde del camino. Bajar la velocidad, aumentar la atención y cubrir el pedal de frenos pueden ser buenas acciones que nos van a permitir ahorrar uno o dos segundos, que en metros significarán poder frenar sin problemas a chocar.

Alcohol

Manejar tras haber ingerido alcohol es un combo fatal para la conducción y también depende de nosotros. Con alcoholemias del orden del 0,2 y 0,3 gr/l ya se evidencian pérdidas de precisión, disminuye la percepción y el campo visual y aumenta el tiempo de reacción, todas limitaciones que acercan la posibilidad de un siniestro vial.

El principal efecto que sufre una persona alcoholizada es la limitación y alteración del estado psicofísico. Esto significa que el individuo se siente menos inhibido, no se reprime para conducir y no mide los riesgos.

Distracción

Cognitiva, visual, física o auditiva, cualquiera sea la causa de la distracción, tendrá un efecto indeseado que podría haberse evitado. Si al hacer las cuentas se le suman las distracciones del peatón, estamos ante una ecuación complicada. Desde nuestro lugar podemos hacer algo por mejorar la realidad vial, por eso es fundamental que tengas en cuenta que #LaSeguridadVIalSiempreDependeDeVos.

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Campaña de concientización

Con motivo de esta importante jornada, desde CESVI Argentina lanzamos una campaña con el objetivo de generar conciencia sobre el error humano como principal causa de los siniestros viales. La iniciativa invita a reflexionar sobre nuestras propias conductas al volante y a promover una conducción más segura y responsable.

 

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