La columna de Horacio Lachman.
Pese a la magnitud de la ayuda de los Estados Unidos, los mercados no creen que se mantendrá la política cambiaria.
Ayuda
La presión sobre el dólar y el riesgo país no afloja. Por lo menos, habría pronto una considerable ampliación de las bandas en las que flota el dólar, que permitiría una buena devaluación. Ello, a pesar de los desmentidos y la inyección de fondos que se hicieron y que se preparan del exterior.
Cuanto más “ayuda”, el futuro se complica más. La razón parece simple y coincide con la mayor parte de los análisis que se hacen en el mercado. El desorden macroeconómico es demasiado grande como para evitar un nuevo shock. La deuda que crece alguna vez habrá que pagarla y para eso hace falta una economía que genere dólares.
Reajuste
El programa económico actual no funciona.Hay que hacer un reajuste integral: un dólar más alto que estimule exportaciones y entradas de capital y, a la vez, frene la salida de capital y las importaciones. Hace falta que veranear en el exterior sea caro. Porque no basta con un dólar promedio histórico o de “equilibrio”: hace falta un fuerte superávit de divisas para pagar la deuda.
Y con la devaluación vienen fuertes aumentos tarifarios y más recortes de gastos. Porqué el modelo actual exige no sólo superávit fiscal, sino una fuerte baja de impuestos. Bajar la presión fiscal es el único, aunque insuficiente, instrumento con que cuenta este modelo para evitar una creciente y ya peligrosa caída de la actividad económica.
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