Un presupuesto poco creíble en lo macro

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El Presupuesto 2019 elevado al Congreso prevé una caída del 0,5% del PBI el año que viene, lo que da una idea de la magnitud del deterioro que se espera para este año. La inflación es estimada en 23% entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018, pero para el Presupuesto se trabajó con la inflación promedio del año del 34,8%, producto del arrastre estadístico de 2018, lo que da una idea del elevado nivel con que terminaría este año. La deuda pública representará a fin de año el 86% del PBI, pero no incluye la deuda del Banco Central en Lebacs y Lelic, que es muy alta por las elevadísimas tasas de interés que seguirán pagándose por lo menos hasta fin de año y que, en el mejor de los casos, disminuirían muy lentamente el año que viene. Debe recordarse que los intereses de la deuda del Banco Central tienen un impacto sobre la economía similar al de la deuda en pesos del Tesoro.

Se trata de un Presupuesto con equilibrio primario, pero el crecimiento de la obra pública está sustentado básicamente en los Proyectos Públicos-Privados (PPP), que implican financiamiento en base a deudas contraídas por las empresas, cosa difícil de obtener en el contexto de las denuncias de los “cuadernos” e incluso del elevado Riesgo País con que por ahora se mueve la economía argentina. El Riesgo País exige una reducción de unos 400 puntos para que se renueve el ingreso de créditos al país. Se proyecta un dólar promedio de 40,1 pesos para el año que viene, con una caída del 8% real, una meta también difícil dentro del marco actual de incertidumbre y cuando la mayoría de los expertos aconsejan la inversión dolarizada en bonos de corto plazo o directamente en activos del exterior.

En definitiva, es un Presupuesto que reconoce la gravedad de la crisis, pero aun así peca de optimista y poco creíble en lo macro, al igual que lo fueron todos los Presupuestos presentados en los últimos años.