Se acelera la inflación

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La aceleración del aumento de los precios en septiembre, revelada por el índice del costo de vida del INDEC, renovó los cuestionamientos a la política antiinflacionaria aun de economistas afines al actual modelo económico. El incremento observado el mes pasado (1,9 %) en un período donde por razones electorales se difirieron los ajustes de los precios regulados, es preocupante por muchas razones.

En primer lugar, porque ya quedó completamente desbordada la pauta anual que sostenía principalmente el Banco Central del 17 % para todo el año, ya que el acumulado enero-septiembre llegó al 17,6 % en el indicador nacional. En tanto, el del área metropolitana, que se tomaba como referencia hace unos pocos meses atrás -al completar el INDEC la elaboración del Indicador a nivel nacional se dejó de utilizar el referido al Gran Buenos Aires-, llegó al 18 %.

La tasa del 1,9%, si se anualiza, equivale al 25,3%, un porcentaje que parece proyectar una inflación muy significativa. En septiembre, la llamada inflación núcleo -la que excluye los incrementos de precios regulados por el Estado y aquellos sujetos a variaciones estacionales- tuvo un incremento del 1,6%, lo que anualizado llega al 21%. El indicador de septiembre se vio además influido por el incremento de la indumentaria asociado al cambio de temporada y también las mayores cuotas de las prepagas y de los colegios.

Para después de las elecciones ya se anticipó un fuerte aumento de las tarifas de gas, electricidad, agua y combustibles. Y, apenas arranque 2018, un tarifazo en el transporte. Con una inflación núcleo tan significativa, estos ajustes pueden llevar a un salto al indicador en los meses de noviembre, diciembre y enero, por su impacto directo e indirecto, por el reacomodamiento global de precios que se asocia a los mayores costos de los servicios.

La crítica desde el lado de la ortodoxia económica apunta al déficit fiscal y al elevado ritmo de emisión monetaria -con un crecimiento de la base monetaria del 30% anual- que se genera a pesar de apelarse al endeudamiento externo y a una gran absorción de liquidez vía Letras del Banco Central. Se cuestiona la pretensión de la autoridad monetaria de controlar la inflación basándose exclusivamente en las tasas de interés.